La tribuna fue una fiesta

Como en cada clásico, haya público visitante o no, el Taladro volvió a demostrar que la diferencia con Lanús no sólo se hace en la cancha, sino también en las tribunas.
El Florencio Sola fue una fiesta de color, aliento y alegría y terminó a pura euforia con los jugadores cantando a la par de la hinchada, que se desahogó con el tan ansiado triunfo ante el grana de local. Todo volvió a estar en orden.